Larry Gopnik es un profesor de física, un tipo serio, un buen marido, un buen profesional, un buen vecino, un buen hombre. De la noche a la mañana empieza a ver cómo su vida, tal y como la había conocido hasta entonces, se desmorona. No entiende por qué. Como buen físico intenta encontrar la causa, la acción (reacción) sin éxito, lo que le lleva a buscarla incluso en el plano místico.
Nos encontramos ante un drama cómico (si es que existe este género o lo acaban de inventar los Coen). Hay que cogerle el punto a esta película, y resulta francamente complicado. Maldita la gracia que tienen las cosas que le pasan a este hombre, pero tal cúmulo de desgracias, y cómo se producen, ante el desconcierto del protagonista, acaban de resultar graciosas, aunque haya circunstancias donde prácticamente todo el mundo se pueda sentir identificado.
El mensaje que ponen sobre la mesa estos dos hermanos es francamente interesante. No intentemos buscar razones o motivos para todo. No hagas preguntas trascendentales, porque no va a haber respuestas. Hay dos frases que resumen este film: "Simplemente a veces las cosas no funcionan" y "Recibe con simpleza todo lo que te ocurra".
Pero haciendo memoria creo que este film hay que verlo, al menos, dos veces. El personaje explica en una pizarra inmensa el principio de incertidumbre de Heisenberg. Qué es lo que dice este enigma, uno de los mayores de la historia de la ciencia? No se pueden determinar, simultáneamente, ciertos pares de variables físicas, como por ejemplo, posición y tiempo. ¿Por qué? De forma resumida y coloquial: lo que estudias, lo cambias. Esta teoría, que afectó profundamente al pensamiento de los físicos y los filósofos, ejerció una influencia directa sobre la cuestión filosófica de "casualidad" y "causalidad", y en mi opinión sobrevuela toda la película. No vamos a poder encontrar respuestas, y la vida se llena de absurdos, sin explicación, como el sorprendente final.
La ciencia no nos da soluciones, o al menos, no se las da a Larry. Y la religión? Tampoco, como queda claro. La presencia del judaísmo, para mi, no es importante. Podríamos sustituirla por cualquier otra religión. El resultado sería el mismo, cambiando la forma, no el fondo.
Los aspectos más técnicos de la película son sobresalientes. Los personajes están increíblemente bien definidos, con su personalidad, su historia, sus gestos, llevados al extremo. En las interpretaciones destaca el actor principal, Michael Stuhlbarg, que lo borda. El montaje final es impresionante, y el tema central... qué decir de ella, un temazo. Somebody To Love (White Rabbit Jefferson Airplane).
Una vez más, mi valoración de una película cambia conforme le das un par de vueltas. Mi puntuación es de un 8. Bravo por los Coen.