En muchas ocasiones no hace falta leer la última novela del último autor revelación para disfrutar de un buen libro. Es el caso del que me ocupa hoy. Aunque claro está, estamos hablando de uno de los libros mejor valorados dentro del género de la SF, y de un autor que ha pasado a la historia por su estilo que roza lo poético.
El libro contiene 25 episodios independientes, sin nexo de unión entre ellos. Son historias narradas a modo de anécdotas o breves relatos sobre la colonización del planeta Marte por parte de los humanos, y de la evolución que va teniendo dicho proceso. Sin embargo, lo verdaderamente interesante de las 260 páginas no radica en cómo son los marcianos, sino en el comportamiento de la especie humana. Como si de un virus se tratara, ante un peligro de supervivencia allí donde habita (riesgo de guerra nuclear en el planeta Tierra), decide emigrar a otro planeta, con la pretensión de poner el contador a cero y no caer en los errores que la humanidad ha cometido a lo largo del tiempo. Allí llega, se implanta, vive, se reproduce, lo arrasa, extermina lo que se encuentra y lo que es diferente. Los primeros contactos con los marcianos se basan en la incomprensión. Los siguientes en la hostilidad.
En el libro, Ray Bradbury analiza algunas de las miserias que caracterizan al hombre, y de las que no puede despegarse ni liberarse por muy lejos que vaya. Su dominio de la descripción y del lenguaje hace que leer cada uno de los episodios sea una auténtica delicia.