miércoles, 9 de diciembre de 2009

Celda 211 - Daniel Monzón


Por fin el cine español fabrica una gran película, posiblemente la mejor nacional del año y una de las mejores de la última década. Tal vez sea porque nos tiene acostumbrados a basura, una cinta como esta es auténtico caviar.

Lo curioso de esta película es que la idea no es revolucionaria. Un motín en una cárcel. Ahora bien, el trabajo del director es magistral, y el nivel de las interpretaciones, destacando la de Luis Tosar en su papel de "Malamadre", es sublime, y pasará mucho tiempo hasta que otra producción pueda igualarla. Pero es que todos los actores, por muy secundarios que sean, lo bordan. Nuevamente Resines se sale en su papel del agente Turrillas, y resultaba difícil decidir si estaba actuando o se había metido de verdad agente policial.

El guión es perfecto, y consigue mantener el interés del espectador en todo su metraje, desde el minuto uno. Un gran acierto del director realizar unas presentaciones mínimas de los personajes. Los flashbacks que va introduciendo a lo largo del film ya se encargan posteriormente de ponernos en antecedentes.

En la película nos vamos a encontrar con sorpresas, con escenas violentas e incluso tiernas. Sí, el director es capaz de que, hasta en un canalla como Malamadre, consigamos ver que también hay un lado humano.

De cualquie forma no lancemos las campanas al vuelo. El cine español sigue en caída libre, lo cual nos permite que apreciemos aún más joyas como esta.

Mi valoración es de un 9.

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