En el año 391 d.C. la ciudad de Alejandría es uno de los grandes estandartes culturales del mundo. Sin embargo, nuevas doctrinas religiosas y filosóficas provocan enfrentamientos entre sus habitantes.
Grandísima producción de Amenabar, al que ya le da igual qué proyecto tenga por delante: thriller, histórico, terror. Es un todoterreno al nivel de cualquier director de la meca de las estrellas americanas.
La verdad es que me ha sorprendido muy gratamente esta película. La ambientación y la temática no me acababan de atraer, pero este film engancha prácticamente desde el minuto uno.
Hablaremos de lo fácil. De la gran dirección de Amenabar en un proyecto tan complejo como este, de la enorme fotografía, vestuario y ambientación que ha sabido dar, de las notables actuaciones interpretativas de los protagonistas o de la banda sonora de altísimo nivel. En mi opinión lo más destacado de esta cinta es su guión, precisamente el aspecto que me daba más pánico. La recreación histórica de la Alejandría de la época es impresionante, tanto en su nivel social, como político, como místico-cultural. El planteamiento de los grandes enigmas que por aquel entonces se planteaban los grandes sabios es soberbia. Parece mentira que ya en la época romana se hablara y se conjeturara acerca de teorías que se confirmaron mil años más tarde.
Es de destacar la figura de Hipatia, una auténtica mente pensante de la que tenía referencias por la magistral obra de Carl Sagan, Cosmos. En ella se la presenta como una luz antes de tantos años de oscuridad, de una Edad Media represiva y cerrada a planteamientos ideológicos revolucionarios, y Amenabar le hace un grandísimo homenaje.
Nuevamente compararla con una producción tan distinta como Celda 211 creo que es injusto. No tienen nada que ver, pero creo que después de ver Ágora, el Goya a la mejor dirección debería haber ido a Alejandro. Mi puntuación es de un 9.
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